Compositores y Autores
Indalecio Ramírez Rodríguez
Indalecio Ramírez Rodríguez nació en México el 19 de febrero de 1927 en la pintoresca población de Igualapa, Guerrero. Sus padres fueron los señores Vidal Ramírez Guillén y Elisa Rodríguez Victoria. Emigra y se instala en la Costa Chica de Guerrero hasta 1945, posteriormente vive en el Puerto de Veracruz y, a partir de 1960, reside en la Ciudad de México.
Durante su infancia trabaja en el campo con sus tíos maternos. “De niño, en Igualapa, me gustaba visitar el santuario dedicado al Señor del Perdón, que existe desde hace varios siglos”, comparte.
Don Vidal, el padre del Mtro. Indalecio, fue compositor y músico empírico. Dominaba con verdadera maestría la guitarra, instrumento de su predilección. El Mtro. Vidal Ramírez nació en Ometepec, Guerrero, en la Costa Chica; entre sus obras destacan: Ometepec (No Vuelvo a Amar), La Talapeña y La Consejera, entre otras.
Así, su hijo Indalecio heredó el amor por la música desde muy chiquillo, pues escuchaba todos los días a su padre cuando ensayaba sus canciones. Desde entonces le gustó todo tipo de música, especialmente el bolero, y cuando tenía entre 17 y 18 años de edad escribió su primera letra para una canción, la cual se perdió con el paso del tiempo, junto con algunas otras. Pero él continuó escribiendo letras, a las que les ponía, a su modo, música en hojas de pentagrama que su padre le regalaba para que escribiera sus primeras canciones.
Pasó rápidamente el tiempo... Indalecio Ramírez ya había cumplido 30 años cuando hubo un concurso de carácter estatal en Chilpancingo, capital del estado, al que el autor guerrerense se inscribió y participó con dos composiciones. Obtuvo el primer lugar con su obra El Indio Suriano, una pieza folklórica tipo chilena, sobre la que el maestro comentó: “Yo escribía mucho a los indios de mi raza, a mi sangre mexicana”. Y en ese mismo certamen ganó el tercer lugar con su creación Igualapa. En aquel evento estuvo presente el entonces gobernador del estado de Guerrero, Gral. Raúl Caballero Aburto, quien hizo entrega de los premios correspondientes.
Indalecio Ramírez tuvo un profesor de música en un hermoso pueblecito llamado Azoyú, que se encuentra ubicado muy cerca de Igualapa. Todavía a los 12 años de edad trabajaba en el campo con su padre, y ahí se enteró de que un señor ya maduro, don Constancio Guevara, a quien llamaban “el Maestro Tancho”, gustaba de enseñar los secretos elementales de la música a los niños, sin compromiso de ninguna índole: Con él, Indalecio aprendió solfeo y a tocar la guitarra.
Los géneros musicales que más domina son el bolero, la canción ranchera, el vals tipo peruano, el pasillo ecuatoriano y el bambuco colombiano o clave colombiana. Además, le gusta mucho la música del sur de México y de Latinoamérica.
El Mtro. Indalecio recuerda con nostalgia que él iba muy seguido al bello municipio de Ometepec, Guerrero, pues le gustaban su paisaje y sus mujeres, además de que tenía muchos amigos. Precisamente a ese pintoresco sitio iba a vacacionar cada Navidad el compositor e ingeniero agrónomo Álvaro Carrillo con su familia, que ya era muy famoso; llegaba a la casa Añorve, con su compadre, Salvador Añorve Reyna, y el padre de éste, don Salvador Añorve Herrera, ambos muy amigos suyos.
El joven Añorve Reyna fue quien le habló al famoso compositor oaxaqueño del maestro Indalecio, y en cierta ocasión los presentó para que el Ing. Carrillo le hiciera favor de escuchar lo que escribía. Indalecio Ramírez tendría como 25 años de edad, así que, acompañado de su guitarra, cantó para el Mtro. Álvaro Carrillo, quien lo escuchó con atención. Ya en confianza, Indalecio le platicó que antes le gustaba el alcohol, y el ingeniero le respondió: “Entonces asegúrese usted de no tomar, ¿para qué lo quiero borracho en México?”. Indalecio Ramírez dejó de beber durante un año, pero Álvaro Carrillo le aconsejó que se aguantara más tiempo: “no fuera que volviera a reincidir”.
El Mtro. Indalecio tiene muy presente que fue el 8 de febrero de 1960 cuando llegó por primera vez a la Ciudad de México. Se dirigió a la ex Glorieta de Peralvillo, porque el ingeniero tenía un negocio por ese rumbo: Se trataba de un restaurante-bar que se encontraba en la entrada del Hotel Internacional (que desapareció con la ampliación de Paseo de la Reforma). Fue recibido por el Mtro. Álvaro Carrillo, quien siempre lo ayudó. Él fue como su tutor y protector, y fue siempre un gran señor en su trato hacia él: Indalecio siempre lo admiró por su calidad humana y su dimensión como compositor.
Una vez que se encontró en la gran metrópoli, buscó donde vivir. Se acordó de que uno de sus paisanos tenía una vieja casona de la época porfiriana en el Distrito Federal, la cual se ubicaba en la céntrica calle de Isabel la Católica No. 34. Su amigo, Pantaleón Torres Hernández, era dueño de esa casa, y les alquilaba unas recámaras a varios paisanos de Ometepec. El Mtro. Indalecio vivió ahí por un tiempo.
Después, durante los años setenta, se cambió a “La Metralla”, que estaba en Aranda, entre las calles de Delicias y Arcos de Belén. Era una cantina de su jefe, don Pedro de la Cruz Domínguez. Ahí vivió muchos años.
Indalecio Ramírez ha comentado que las personas que se pusieron de acuerdo para apoyarlo a viajar a la Ciudad de México fueron don Pedro de la Cruz Domínguez, que tenía bares y restaurantes; el Lic. Félix Mollao, quien fue un gran jurista guerrerense, y el entonces ya famoso compositor Álvaro Carrillo; tres grandes amigos que se conocieron en Amuzgo, Oaxaca, en uno de los internados que hiciera el Gral. Lázaro Cárdenas, Tata Lázaro.
Cierto día, el Ing. Álvaro Carrillo le pidió al Mtro. Indalecio que lo acompañara a la Promotora Hispanoamericana de música (PHAM) y a la Editorial Mexicana de Música Internacional (EMMI), adonde lo llevó para tratar lo referente a sus canciones. La mencionada promotora-editora se ubicaba en la calle de Dr. Valenzuela No. 10: ahí registró su primera composición titulada Rosa Negra, por la que le dieron trescientos pesos de anticipo, que en ese entonces era mucho dinero. Y ahí fue donde prácticamente empezó su carrera artística, ya profesionalmente.
Rosa Negra fue grabada en un disco de 45 revoluciones por el Trío Los Andariegos, para la compañía RCA Víctor, en su línea de discos VIK, en el año de 1962. En ésta empresa discográfica tuvo la oportunidad de conocer y tratar a uno de los mejores directores artísticos de México, don Mariano Rivera Conde, quien le dio sus primeros diez mil pesos, como adelanto por varias de sus canciones, cuando se inició también como Editora RCA Víctor, que después cambió su razón social por el nombre de Editora EDIM.
Mariano Rivera Conde tenía visión; era conocedor del medio y descubridor de grandes artistas de aquella época, como Los Hermanos Martínez Gil, Beny Moré, Los Ases, Los Diamantes, Los Bribones, Las Hermanas Navarro, Miguel Aceves Mejía, Rosa de Castilla, Sonia y Miriam, El Dueto Miseria, Marco Antonio Muñiz, Dámaso Pérez Prado, María Victoria, Luis Aguilar y Libertad Lamarque, entre otras estrellas del espectáculo.
Los maestros Álvaro Carrillo e Indalecio Ramírez acababan de llegar de Acapulco a la Ciudad de México, y el ingeniero le pidió el favor de que fuera a RCA Víctor a dejar su más reciente creación musical, Seguiré Mi Viaje. En la RCA buscó al Mtro. Rubén Fuentes para entregarle la composición, y éste le preguntó: “¿Es usted Indalecio Ramírez?”, a lo que respondió afirmativamente. Entonces lo invitó a que pasara a su despacho para escuchar la canción que le habían grabado: Se trataba de su obra Quítame los Ojos, con Leticia Julián, una de las Hermanas Julián, muy conocidas en esa época.
El Mtro. Indalecio Ramírez comentó que, a lo largo de su trayectoria de 50 años como autor y compositor, ha escrito más de mil canciones, y continúa haciendo más, aunque no todas han sido grabadas.
Entre sus melodías más conocidas destacan: Así como Tú, Amanecí Llorando, Bendita Seas, Como Tú, Corazón Buenas Noches, Déjala, El Corral de Piedra, Frente a Mí, Garibaldi, He Vuelto a Enamorarme, El Jazmín y La Rosa, Llegaste a Mí, Me Odio, Novia del Arrabal, Otro Día Será, Para Ti, Mi Amor, Por Caridad, Señor Licenciado, Señora de la Noche, Soy Cobarde, Te Engañó, Urgencia, Una Moneda, Verde Gris, Y Te Vas, Yo Tengo el Amor, Una Limosna y Que Sepan Todos, y muchas, muchas más.
Las estrellas más famosas que le han grabado sus canciones son: Lola Beltrán, La Puerta Blanca, Javier Solís y Tamara, Una Limosna; Sonia y Miriam, Como la Tarde; Marco Antonio Muñiz, Corazón Buenas Noches; Libertad Lamarque, Llévate Todo; Luis Aguilar, Por Caridad; Juan Mendoza El Tariácuri, Soy Cobarde; Alberto Vázquez, Si Te Quedas; Imelda Miller y La Rondalla Tapatía, Urgencia; Daniel Santos, Solamente Borracho; Adán Machado, Noche y Mar; Jorge Hermosillo, Mis recuerdos; Virginia Beltrán, Cuando Tuve Rosas; Guadalupe Pineda, Así como Tú; Toño y Lupe, Siempre Seremos Dos; Pedro Vargas, A Quién; Liza López, Hay Muchas Formas De Matar; Alberto Beltrán, Señora De La Noche; Vicente Fernández, Mesa De Cantina, Déjame, Se Me Hizo Tarde La Vida, El Jazmín y la Rosa y Que Sepan Todos, ésta última también ha sido interpretada por Pepe Aguilar, quien ha incluido la canción Envidio en su material discográfico.
Sus arreglistas han sido Chucho Ferrer, Mario Ruiz Armengol y Eduardo Magallanes.
El Mtro. Indalecio cuenta dos anécdotas: La primera sucedió en una radiodifusora, con el señor Raúl Cervantes Ayala, prestigiado periodista de espectáculos y comentarista de discos. En aquella ocasión tenía como invitada a Libertad Lamarque, famosa cantante y actriz argentina, quien interpretaba algunas de las canciones de Indalecio Ramírez. Durante la entrevista, Cervantes Ayala le preguntó si lo conocía personalmente, y si sabía que él apenas sabía leer y escribir. Ella contestó: “No lo conozco, pero si tengo la fortuna de que me lo presenten, le pediré que por favor no aprenda, para que siga componiendo así de bonito”.
La segunda anécdota sucedió cierto día que Álvaro Carrillo estaba triste, y de repente empezó a llorar, por lo que Indalecio le preguntó qué le sucedía, pero no le respondió nada. Entonces a Indalecio le dio mucho sentimiento y empezó también a derramar lágrimas, sólo de ver a su mejor amigo acongojado porque algo le pasaba.
Según Indalecio Ramírez, el ingeniero era puro corazón, con esa ternura y limpieza de una amistad sincera. Un poco repuesto, el maestro Carrillo le comentó que don Mariano Rivera Conde le había dicho que Indalecio ya no le iba a cargar su portafolio. Entonces empezaron a llorar los dos.
Indalecio Ramírez consideraba al ingeniero como su padre, por todo lo que había hecho por él. Un día Álvaro Carrillo le dijo: “Usted ya no está para mandadero de nadie”. El inspirado guerrerense le respondió: “Ingeniero, cuando usted vea a don Mariano Rivera Conde, le dice por favor que Indalecio Ramírez seguirá trayendo su portafolio, y cuando salga por ‘ahí’ otro compositor más chin... que yo, maestro, entonces le entregaré su portafolio con fanfarrias, porque el portafolio de Álvaro Carrillo no lo carga cualquier pen...”. Como dice el Mtro. Indalecio: “términos que usamos entre los costeños”. Entonces los dos empezaron a reír y se dieron un abrazo por la emotividad del comentario.
Entre los muchos homenajes que le han sido dedicados al Mtro. Indalecio Ramírez, destacan los siguientes: La Delegación Benito Juárez y la Sociedad de Autores y Compositores de Música (SACM), en septiembre de 1987; el gobierno del estado de Guerrero, más siete clubes guerrerenses y la Sociedad de Autores y Compositores de Música (SACM), le brindaron un emotivo reconocimiento a su extensa obra, celebrado el 27 de abril de 1988, en este evento le fueron entregados trofeos, diplomas y la medalla Agustín Lara, que otorgaba la SACM a sus miembros distinguidos.
Ha recibido también diversas placas conmemorativas, trofeos, diplomas y medallas por parte de diferentes editoras, por el mérito de algunas de sus más exitosas canciones. También recibió un reconocimiento de Televisa por su participación en varios festivales rancheros.
Desde 1999 ha fungido como Vocal del Comité de Vigilancia, de la Sociedad de Autores y Compositores de México, y en octubre de 2010 recibió por parte de esta institución el reconocimiento Trayectoria 50 años.
El maestro Ramírez falleció el 18 de abril de 2015 a los 88 años en Ciudad de México.-
FUENTE: Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM)